jueves, 19 de febrero de 2009

La Vulnerabilidad de los Poderosos

Remezón en la cúspide ha causado el grave estado de salud de la pequeña Emma Velasco, hija del destacado político Andrés Velasco, al caer trágicamente a una piscina y permanecer casi 5 minutos bajo el agua.”Personalidades de todos los sectores entregan apoyo a la familia Velasco-Saavedra” publica un diario local en sus páginas internas. En otros, “las espantosas horas de Velasco y Saavedra” constituyen portadas. Pues bien, este hecho tan desgraciado nos permitirá confrontar su realidad con la nuestra. Decimos “nuestra realidad” con propiedad, no orgullosos de ella, sino con rabia de poseerla.
Recordaran la muerte y violación de una niña de 14 años a manos de su padrastro o los niños electrocutados por una vieja lavadora rebalsada. Es difícil recordarlas .De ellas no se obtienen portadas en diarios ni frases de apoyo de todos los sectores. Únicamente se obtiene el olvido como en innumerables ocasiones. Pero ¿Que hace esta diferencia se preguntará usted? El poder. Una abstracción capaz de corromper al ser humano y materializarse. Un muro casi impenetrable, inviolable, invulnerable por los violados, degradados, vulnerados. Pero esa diferencia no es casual, es parte de la estrategia. Perpetuar privilegios a costa de nuestra desdicha.
Es por este motivo que la tragedia de los Velasco-Saavedra nos transporta a las mejores fantasías dignas de Bonanno, en las que la sola idea de la vulnerabilidad nos genera cierto placer. Es inevitable. No somos desalmados, no. Vivimos esta realidad siempre. Aún más cruda, sin paliativos. Merecida es esa calificación para quienes desechan y olvidan las muertes de los nuestros. Y no es lo único que merecen. Ni una sola cuota de piedad obtendrán cuando seamos nosotros los que violentemos su seguridad. Creo que así lo han comprobado. Nos gusta sentirlos susceptibles en su cuna.

Nosotros(as).