viernes, 31 de agosto de 2007

Lo que hay que saber de los Incontrolados


Después de cuarenta años de contrarrevolución triunfante, el mismo miedo encuentra las mismas palabras: durante la guerra civil la coalición gubernamental (burgueses, republicanos, socialistas, estalinistas y cenetistas) que destruyo la revolución para perder la guerra, llamaba incontrolados a los proletarios que, combatiendo a todos sus enemigos del exterior y el interior, no obedecieron a nadie mas que así mismos, hasta el fin. Y aun hoy, cuando la revolución vuelve a ser actual, la misma acusación es lanzada por todos los sostenedores del viejo mundo a aquellos cuyos excesos comprometen inoportunamente la reorganización pacifica de su explotación.

Los que insultan así a los proletarios revolucionarios, muestran más bien, por el simple hecho de tener aun la ocasión y los medios, lo que le queda de moderación al proletariado. Este no tiene que defenderse de tal acusación, pero sí reconoce en ella la verdad de sus enemigos, que es también la suya, la verdad de una guerra social en la que él desencadena su negación cada vez mas incontrolable y que no terminará más que con la destrucción de todo control exterior, la abolición de “todo lo que existe independientemente de los individuos”: el comunismo.

En cuanto a nosotros, unos incontrolados de mas, no nos presentamos delante del movimiento actual diciéndole: “He aquí la verdad, ¡arrodíllense!”, como todos los autoritarismos ideológicos a la búsqueda de una realidad que manipular; solo queremos mostrarlo cómo lucha ya, y porque debe adquirir la plena conciencia de este combate.

Haciendo tal cosa, no nos rebajamos en disimular nuestro proyecto que no es otro que el de todos los incontrolados, del cual deben poseer la conciencia para poseerlo realmente: “la organización de la comunidad de los proletarios revolucionarios que pongan bajo su control todas sus propias condiciones de existencia”, no bajo la forma de ningún control obrero por el cual los mas modernos servidores del Estado sueñan en interesar a los trabajadores en la producción de su miseria, sino por la realización insurreccional del comunismo, la abolición de la mercancía, del trabajo asalariado y del Estado.

Fuente:
Los Incontrolados "Crónicas de la españa salvaje [1976-1981]". Editado por Biblioteca Social Hermanos Quero y Klinamen.Pag 90.

1 comentario:

hav. dijo...

Uno de los mártires de Chicago dijo "Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia". Cientoveinte años después uno podría decir lo mismo, quizás cambiar la palabra juez por una otra, pero sólo quizás.
Me parece, compañeros, que se están aplicando con la lectura de la Internacional Situacionista o afines. No es una acusación en todo caso, es más bien un "güena".

Los abrazo,
Felipe, de Emma Goldman Infoshop.